jueves, 8 de mayo de 2008

LA EDUCACIÓN EN VALORES


Me parece que un punto crucial para resolver muy favorablemente los problemas educativos de la infancia, adolescencia y juventud y desde luego, mejorar sustancialmente su rendimiento escolar, es con una educación en valores.
Para comenzar, expresaré un detalle que me parece esencial: la escuela no es la única institución que tiene que educar en valores. Ya lo han expuesto otras personalidades educativas: Desde la familia, desde los medios de comunicación, iglesias, organizaciones, partidos políticos, desde el mundo del trabajo o del deporte, se ejerce una influencia y se transmite un sistema de valores, muchas veces de forma legítima. La escuela debería garantizar que se alcancen siempre unos mínimos, independientemente del tipo de escuela que sea. Esos mínimos son valores morales en la medida en que son cualidades reales que afectan a personas y a sistemas, que se entienden como atractivos y que hacen más humana y más digna la vida.
Los valores no importan por la calidad que proporcionan, si no que una vida humana sin valores no es una vida humana.
Y, ¿qué son los valores? Ya lo dijo Ortega: “Los valores son cualidades de las acciones, de las personas, de las cosas, que las hacen atractivas”. Así que cuando una acción o una persona o una institución, tienen un valor positivo, es atractiva, aquello es algo deseable; cuando tienen un valor negativo, es repugnante. Los valores nos ayudan a hacer un mundo habitable.
Siendo tan importantes, no hay plan educativo que no cuente y suscriba la necesidad de tratar los valores durante los años de la infancia, adolescencia y juventud, puesto que ellos van a dirigir en gran medida la conducta humana. Con estos supuesto ya nos imaginamos lo conveniente que es que los valores se definan y clarifiquen bien como primer paso. A continuación, los planes educativos deberán tratar cómo conseguir que esos valores sean estimados y asumidos, pues si estas dos últimas cuestiones no se logran en vano ha sido todo el trabajo anterior.
La primera operación por lo tanto, es que el educando conozca los valores. Padres y educadores tendrán que ofrecerle en el desarrollo de la propia vida familiar y académica, diversas opciones. Conocer distintos valores, es una riqueza de la que no hay que privar a los chicos. Seguidamente hay que conseguir que algunos sean estimados e incorporados. Porque el valor no se tiene hasta que no comprobemos que está dirigiendo la vida de los chicos. Los valores asumidos aparecen en las acciones que realizamos. Son persistentes y permanecen inalterables antes las circunstancias agradables o adversas.
Además, los chicos tienen que comprobar que los valores que queremos asuman no son como los logaritmos, por ejemplo, que inmensas masas de población no los utiliza nunca o casi nunca. No, si los jóvenes no ven que sus educadores (padres, profesores, autoridades, etc.) no se mueven en la vida con esas mismas convicciones, estimarán que los valores es un aspecto más de la vida escolar, pero que después desaparecen.

Padres creadores de los valores.

Los hijos deben estar formados con claridad y rectitud ante el bien y el mal.
La conciencia se mueve siempre en una determinada escala de valores proporcionada por la concepción que tengamos del hombre. La influencia tan poderosa de los valores en la conciencia nos obliga a no olvidarlos en la educación.
Todos sabemos y conocemos que las leyes naturales protegen al hombre. Así deben ser conocidos por los hijos.
El mayor ataque a la dignidad del hombre es lograr que un hombre, destruya con su conducta una sola de esas leyes, porque individualmente y en su conjunto, esas leyes protegen la dignidad del hombre estableciendo:
El uso de la verdad
El derecho a la propiedad.
El derecho a la vida.
La limpieza del corazón .
El respeto a los demás.
El derecho y la obligación a un trabajo bien ejecutado.
Saber “estar” con categoría humana ante diversas situaciones y lugares.
Saber defender las ideas sin ofender, calumniar, engañar o insultar
El respeto a los padres y autoridades.
Etc.
El ejemplo en la vida familiar es vital para que ellos conozcan y vean esa protección de la dignidad humana, pero además hay que hablar, explicar por qué son esenciales. Y para explicar bien solamente hay que preguntar o leer.

Julio Gallego Codes

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