jueves, 8 de mayo de 2008

LA FAMILIA EDUCA.


1. La familia.

* La construcción de alguna cosa, pequeñas cosas a veces, exige un gran esfuerzo, y desde luego suele merecer la pena hacerlo. Pues bien, pocas construcciones pueden ser más interesantes que la construcción de una familia. Es una de las empresas más valiosas que realizarse pueden.

* El hombre comprometido, entregado es el que mejor puede humanizar. Por eso la familia tiene un gran poder humanizador puesto que "la entrega mutua de los cónyuges y, después, la dedicación a los hijos, constituye normalmente la entrega más honda y eficaz de un hombre a los otros". (Garcia Hoz).

* ¿Quiénes serán los grandes enemigos de este proyecto?: AQUELLOS QUE NO SON HUMANOS Y NO HUMANIZAN.

Por el contrario, el hombre que pretende humanizar desde su seguridad interior, se comprometerá con los valores permanentes, es decir, con los valores humanizadores.

* En la familia se produce la más alta educación a que un individuo puede aspirar, puesto que allí se producen un conjunto de estímulos que influyen como tal conjunto y producen una forma de ser, una forma de reaccionar.

* "Ahí en la familia, el individuo capta un ambiente con tres notas esenciales:

- Se producen las primeras experiencias para el individuo.
- Estas experiencias son repetidas y continuadas.
- Están cargadas de afectividad". (Pérez Juste: Pedagogía Diferencial).

* Muchos conocimientos se adquieren en la vida: aprender a conducir, una carrera universitaria o profesional, etc. pero los significados fundamentales de la vida se obtienen en la familia: significados de confianza, amor, aceptación del otro, lealtad, respeto, solidaridad, etc.

2. Quehacer fundamental de los padres.

* En medio de sus experiencias y afectos, el individuo tiene que ir consiguiendo aspectos profundos para su vida y que si no se consiguen en los primeros años, difícil será que logre alcanzarlos. Dos son muy esenciales:

¨ La educación de la voluntad.

¨ Formación en la solidaridad.

Hay educación de la voluntad cuando se trabajan las virtudes, se desarrollan y se ejercitan, puesto que toda virtud tiene su asiento en la voluntad y recíprocamente, si queremos que haya voluntad tiene que haber un denodado ejercicio virtuoso.

Solidaridad -también puede llamarse generosidad- es opuesto a al "individualismo que establece "su verdad" y no acepta que alguien se acerque pidiéndole algo en nombre de una verdad objetiva. El individualismo es egocéntrico y egoísta". (Juan Pablo II: Carta a las familias, nº 14).

De la misma manera que los modelos sociales imperfectos originan disfunciones y problemas humanos, al revés también ocurre lo contrario.

3. Hacer "GRANDES" a los hijos.

"GRANDE -decía Quevedo- se es a la manera de los hoyos: más grande cuanta más tierra le quitan".

* Efectivamente, la actuación de cada elemento familiar desde su sitio (padre, madre, hermano, ...), realizada con cabeza y corazón y con la mayor perfección posible es una fuerza transformadora muy importante. Un individuo que funciona bien transmite categorías de gran valor a los demás.

* Son por ellos los padres, los mejores educadores: Unos padres capaces de crecer y transformarse (Torelló, 1991), puesto que los educadores educan cuando han obrado en sí un conjunto de transformaciones por las que llegan a ser mejores personas. Porque "los padres no han transmitido al hijo de una vez para siempre, en el momento de engendrarlo, sus disposiciones naturales; continúan influyendo sobre él con su modo de ser propio, según las leyes de su propia constitución, que, desde luego, coinciden en gran parte con la del hijo; comprenden a los hijos gracias a la íntima llamada de su propia sangre, de su instinto, por esta razón, si son normales, pueden obrar idóneamente con mucha mayor facilidad que cualquier educador ajeno a la familia" (Hans Asperger: "Pedagogía Curativa". Ed. L. Miracle, página 103).

4. UN GRAN MEDIO: El entorno familiar "SALUDABLE".

* "Un entorno hogareño, escolar y social saludable estimula la autoestima, el sentido de pertenencia a un grupo, el sentido de hermandad, de justicia, ...

Para ello es importante la presencia estable de adultos que sirvan de modelos y proporcionen apoyo, ánimo, comprensión, sentido de disciplina, dirección y que enseñen al chico a discriminar entre el bien y el mal.

Por el contrario, bajo condiciones perjudiciales de abandono, inseguridad, privación, falta de afecto y abuso físico o psicológico, las criaturas tienden a adoptar un talante desconfiado, dubitativo y temeroso." (LUIS ROJAS MARCOS: Las semillas de la violencia. ED. Espasa Calpe).

5. Factores familiares de positiva transformación.

El hogar que favorece el progreso, la transformación, la productividad, "presenta un agudo contraste con la dinámica del hogar improductivo. Estudios efectuados sobre ambos tipos de familia verificaron que las mayores diferencias residen en los valores; la presencia o ausencia de una actitud de ayuda por parte de los padres y el papel definidor de los progenitores, en especial del padre". (Gilmore, 1971, pág. 237).

6. Familia y madurez humana.

* La familia es preparadora de hombres y para ello debe procurar que los chicos maduren. Se hace madurar:

A. Combatiendo aquello que retiene en la inmadurez: egocentrismo, permisivismo, materialismo, ...

B. Con un plan de fomento de los servicios, de la solidaridad y la comprensión.

C. Así hasta llegar al compromiso personal del chico. Los compromisos hacen madurar.

7. Educación y tiempo.

Escribe PENÉLOPE LEACH: Los niños, primero. Todo lo que deberíamos hacer (y no hacemos) por los niños de hoy. Paidós. Barcelona 1995, lo siguiente:

*"Lo que los niños necesitan es el tiempo de sus padres, el tiempo para crecer, el tiempo para disfrutar de su infancia,...

* "Los niños necesitan atenciones personalizadas y duraderas. Es decir, cada persona necesita lazos afectivos duraderos para poder crecer emocionalmente estable.

*"Debemos convencernos de que educar a un hijo es una actividad creativa y única, en la que los profesionales pueden ser muy útiles para los padres, pero no podrán nunca reemplazarlos porque, aunque saben mucho de niños en general, no saben nada acerca de este niño en particular".

* "La sociedad ha convertido el desarrollo y educación de los niños en una auténtica carrera, cuando este es un proceso que irremediablemente necesita tiempo.

* "No olvidemos que el niño no será un mejor ejemplar de su especie por el hecho de hacer estas cosas en un estadio anterior que la media, del mismo modo que la precocidad infantil no predice la perfección en la edad adulta."

8. Actitudes de los padres que ayudan a educar.

* Individualmente, cada cónyuge: Ejercer una educación intencional con actitudes como las siguientes:

- De guía, conductor.

- De ejercicio de la autoridad justa y madura.

- Creatividad. Ser creadores de confianza; serenidad; afecto; fortaleza; lealtad; espíritu de renuncia; respetuosidad; comprensión; generosidad; orden; constancia; de ideales nobles.
CON UNA PERMANENTE ACTITUD POSITIVA ANTE LOS HIJOS.

- De paciencia.

- Acogedora y amable.

- Sinceridad.

- De constructores de hombres de voluntad.

* Hay una serie de detalles entre los padres que también ayudan a educar. Cosas tan normales y posibles como:

- evitar el nerviosismo; saber serenarse.

- usar de mucha prudencia en las contestaciones.

- respetarse y respetar.

- profundizar en el conocimiento del cónyuge.

- cuidar los detalles de comprensión.

- saber olvidar y saber perdonar.

- cultivar el buen humor: hacerse un estratega del buen humor.

- cultivar alguna afición compatible con la disponibilidad.

- valorar la opinión del cónyuge.

- ser muy exigente consigo mismo en cuestiones de orden.

- saber cambiar de planes.

- saber esperar la realización de algo durante años.

- saber hacer las paces, etc.

Julio Gallego Codes.

LOS PADRES TIENEN UNA FUERZA TRANSFORMADORA ENORME.

Publicado en GACETA DE LOS NEGOCIOS el 14 de agosto de 2007. Entrevista a D. Julio Gallego Codes.

¿Qué le llevó a elaborar el informe en el que describe distintas personalidades de los hijos?

R. Fue una consecuencia de mi experiencia de muchos años como educador y de los estudios que venía realizando. Me di cuenta que tenía que hacer algo más para ayudar a los padres en su labor educadora. Entonces ideé una página que titulé “Conoce a tus hijos” y que comencé a publicar primero en la revista “La Escuela en Acción”. Posteriormente, continué desarrollando y enriqueciendo las distintas etilogías.

De todas las posibilidades que expone, ¿qué puede resultar más conflictivo a la hora de educar a un niño?

R. Educar es un quehacer apasionante y yo invito y siempre invitaré a los padres a que se tomen este cometido como lo más grande e importante de sus vidas. Cada hijo precisa de una atención singular según su carácter y temperamento, por eso, cada chico nos ofrece continuamente unos aspectos a favor y otros en contra. Ambos son importantes a la hora de educar. Ahora bien, lo más conflictivo actualmente me parece a mí que es el ambiente tan permisivo que nos rodea y que no es nada favorable a la educación. Los padres tienen en contra un mundo amplio de permisividad favorecido por los amigos de los hijos, ciertas canciones, la televisión, los videojuegos, bastantes medios de comunicación y leyes elaboradas por los poderes públicos. Sin embargo, nadie puede ejercer una influencia en los hijos más intensa que ellos, porque los padres nos sólo aportan ideas y principios cuando educan, sino también que todo eso lo entregan rodeado de un clima afectivo, cuestión que nadie puede hacer y ellos sí. Y esa unión tiene una gran fuerza. Los padres con categoría, tienen una fuerza transformadora enorme.

¿Qué puede llevar a un niño a estar depresivo? ¿Es muy abundante la depresión infantil? ¿Qué lo puede provocar?

R. Generalmente el niño depresivo no tiene éxito en los estudios o le cuestan las relaciones de sociabilidad con sus semejantes. Son causas que origina una depresión. Últimamente ha aparecido una nueva causa: la separación o el divorcio de los padres. El niño no puede entender que a dos persona a las que él tanto quiere, se separen y él no pueda ya vivir con uno de los dos. En los años noventa, Aquilino Polaino y colaboradores realizaron un estudio epidemiológico sobre la depresión infantil en Madrid. La efectuaron a 1.074 niños y niñas de 4º de Primaria. La tasa de prevalencia fue de un 3% de niños con depresión mayor y un 9% con un trastorno distímico.

¿Por qué es tan importante detectar las personalidades o los problemas que tiene un hijo?

R. Es un sentir común, que cualquier deficiencia o enfermedad, detectada en los primeros momentos, es mucho más fácil su tratamiento y la recuperación del sujeto . Hoy, la medicina, la psicología y la psicopedagogía han avanzado notablemente y las posibilidades de evolución favorable en los afectados con un buen tratamiento, es muy positiva. Lo que no se debe hacer cuando vemos a un hijo con dificultades es escondernos. Hay que actuar de la misma manera que cuando descubrimos que el riñón, el corazón o le hígado no funcionan bien, se suele ir al especialista.

¿Qué cree, desde su experiencia como psicopedagogo, que hoy en día preocupa más a los padres?

R Indudablemente los padres están muy preocupados actualmente por dos grandes cuestiones: el rendimiento académico de los hijos y el ambiente de frivolidad con el que se encuentran en los momentos de ocio. El fracaso escolar en España es muy alto. No hay correspondencia entre el desarrollo económico y de libertad (frecuentemente no bien entendida) que ha alcanzado el país y los resultados académicos. La Comunidad Educativa deberá hacer una objetiva reflexión y gestionar lo que corresponda ante los poderes públicos para tener leyes que patrocinen auténtica calidad de enseñanza-aprendizaje.

¿Qué mensajes puede dar (en líneas generales) a los lectores de Dr. Familia?

R. Les diré que es necesario el esfuerzo de todos para conseguir un clima cultural objetivo, en el que se busque ansiosamente la verdad sobre el hombre, sobre el mundo y la vida. Solamente, quizá partiendo de ahí, logremos que la nefasta permisividad vaya desapareciendo. ¿Qué puede hacer por lo tanto, cualquier lector, un padre, una madre? Tal vez, junto a su esfuerzo personal, hablar, ofrecer a los amigos alternativas sanas para que eduquen bien a sus hijos, entre las que han venido dando unos resultados muy alentadores los Cursos de Orientación Familiar, y además, apoyar las iniciativas que muchas instituciones educativas ofrecen y que están dirigidas a ese mismo objetivo.

LAICISMO Y EDUCACIÓN MORAL

Un fin de semana del pasado noviembre se instaló un Mercado Medieval en Tamuyuela, pueblo de uno seis mil habitantes, de la vieja España. Unos días después apareció en el pueblo un caso de gripe aviar, otro de vacas locas, tres casos de meningitis, doce casos de pulmonía, cuatro neumonías, quince de sarampión, una tuberculosis y otro caso de tifus.
Los habitantes de Tamuyuela atribuyeron estas enfermedades a virus y bacterias que involuntariamente dejaron allí los distintos mercaderes del Comercio Medieval. Puede que así fuese, aunque lo más probable es que no tuviese ninguna relación uno y otro fenómeno. Pero inmediatamente se dispusieron con prontitud y eficacia a combatir aquellos males.
En Talaterno, pueblo cercano al anterior, se originó otro tipo de plaga. A los talatarneros, les llegó la fiebre por el consumo, la adquisición de los bienes del mundo y el ansia de placeres, y muchos pensaron que vivirían mejor con un “divorcio exprés”, con el recurso frecuente a la “píldora del día después”, la desaparición de los signos religiosos en los centros públicos, cierto estímulo controlado a la drogadicción y al alcoholismos, fomento del aborto en los casos de embarazos no deseados, amparo a la prostitución regulada, derecho de los jóvenes a que resuelvan el contraste de pareceres por los medios que ellos estimen más convenientes (¿peleas?),...
El alcalde de Talaterno fue el principal impulsor de estas medidas, ya que él pensaba que podía mandar o prohibir lo que estimaba mejor para el pueblo, independientemente de las leyes naturales. Un gobierno local elegido por el pueblo debe determinar todo lo que está bien o mal para la población, sea de la índole que sea, pensaba aquel señor con sus concejales. Ellos eran, en suma, el referente último de la conciencia de sus ciudadanos.
El Secretario del Ayuntamiento le decía que esta política es plenamente laicista y podía originar cierta desorientación entre los habitantes.
- Esto es democracia, le apuntaba el sr. Alcalde.
- Sí, continuaba el Secretario, pero la democracia no nos pide decir que el error no importa, no nos exige ponerlo en el mismo pedestal que la verdad.
Días después, varios talatarneros acudieron a un pleno del Ayuntamiento. Allí hicieron constar públicamente que se estaban dirigiendo sus vidas y las de los demás sin contar con la opinión del pueblo y sin un verdadero clima de tolerancia. La vida del pueblo la formamos todos y todos enriquecemos nuestras costumbres o modos de vivir con las diversas aportaciones y capacidades que tenemos, añadieron. Puesto que todos somos ciudadanos, exigimos que se nos escuche, afirmaron.
- Miren, a un demócrata como yo, respondió el Alcalde, no se le puede decir que no esté entregado por el bien de su pueblo, así que ya pueden marcharse.,
- Ya!, o sea, le respondieron, que anteponiendo a su opinión o decisión, el término demócrata, ya cualquier disparate puede parecer correcto. Pues sepa, que la democracia no es la fuente del bien y del mal. Hay algo más.
Pasadas unas semanas, los habitantes de Tamuyuela habían vencido todas aquellas enfermedades.
Los de Talaterno, aún continúan con la temperatura laicista bastante alta.
¿Será posible impartir un mínimo de educación en Talaterno?
¿Llegarán a conocer los jóvenes de este pueblo loas aspectos básicos de una educación moral? ¿Será posible la democracia sin esa educación moral de los ciudadanos?

Julio Gallego Codes.

LA EDUCACIÓN EN VALORES


Me parece que un punto crucial para resolver muy favorablemente los problemas educativos de la infancia, adolescencia y juventud y desde luego, mejorar sustancialmente su rendimiento escolar, es con una educación en valores.
Para comenzar, expresaré un detalle que me parece esencial: la escuela no es la única institución que tiene que educar en valores. Ya lo han expuesto otras personalidades educativas: Desde la familia, desde los medios de comunicación, iglesias, organizaciones, partidos políticos, desde el mundo del trabajo o del deporte, se ejerce una influencia y se transmite un sistema de valores, muchas veces de forma legítima. La escuela debería garantizar que se alcancen siempre unos mínimos, independientemente del tipo de escuela que sea. Esos mínimos son valores morales en la medida en que son cualidades reales que afectan a personas y a sistemas, que se entienden como atractivos y que hacen más humana y más digna la vida.
Los valores no importan por la calidad que proporcionan, si no que una vida humana sin valores no es una vida humana.
Y, ¿qué son los valores? Ya lo dijo Ortega: “Los valores son cualidades de las acciones, de las personas, de las cosas, que las hacen atractivas”. Así que cuando una acción o una persona o una institución, tienen un valor positivo, es atractiva, aquello es algo deseable; cuando tienen un valor negativo, es repugnante. Los valores nos ayudan a hacer un mundo habitable.
Siendo tan importantes, no hay plan educativo que no cuente y suscriba la necesidad de tratar los valores durante los años de la infancia, adolescencia y juventud, puesto que ellos van a dirigir en gran medida la conducta humana. Con estos supuesto ya nos imaginamos lo conveniente que es que los valores se definan y clarifiquen bien como primer paso. A continuación, los planes educativos deberán tratar cómo conseguir que esos valores sean estimados y asumidos, pues si estas dos últimas cuestiones no se logran en vano ha sido todo el trabajo anterior.
La primera operación por lo tanto, es que el educando conozca los valores. Padres y educadores tendrán que ofrecerle en el desarrollo de la propia vida familiar y académica, diversas opciones. Conocer distintos valores, es una riqueza de la que no hay que privar a los chicos. Seguidamente hay que conseguir que algunos sean estimados e incorporados. Porque el valor no se tiene hasta que no comprobemos que está dirigiendo la vida de los chicos. Los valores asumidos aparecen en las acciones que realizamos. Son persistentes y permanecen inalterables antes las circunstancias agradables o adversas.
Además, los chicos tienen que comprobar que los valores que queremos asuman no son como los logaritmos, por ejemplo, que inmensas masas de población no los utiliza nunca o casi nunca. No, si los jóvenes no ven que sus educadores (padres, profesores, autoridades, etc.) no se mueven en la vida con esas mismas convicciones, estimarán que los valores es un aspecto más de la vida escolar, pero que después desaparecen.

Padres creadores de los valores.

Los hijos deben estar formados con claridad y rectitud ante el bien y el mal.
La conciencia se mueve siempre en una determinada escala de valores proporcionada por la concepción que tengamos del hombre. La influencia tan poderosa de los valores en la conciencia nos obliga a no olvidarlos en la educación.
Todos sabemos y conocemos que las leyes naturales protegen al hombre. Así deben ser conocidos por los hijos.
El mayor ataque a la dignidad del hombre es lograr que un hombre, destruya con su conducta una sola de esas leyes, porque individualmente y en su conjunto, esas leyes protegen la dignidad del hombre estableciendo:
El uso de la verdad
El derecho a la propiedad.
El derecho a la vida.
La limpieza del corazón .
El respeto a los demás.
El derecho y la obligación a un trabajo bien ejecutado.
Saber “estar” con categoría humana ante diversas situaciones y lugares.
Saber defender las ideas sin ofender, calumniar, engañar o insultar
El respeto a los padres y autoridades.
Etc.
El ejemplo en la vida familiar es vital para que ellos conozcan y vean esa protección de la dignidad humana, pero además hay que hablar, explicar por qué son esenciales. Y para explicar bien solamente hay que preguntar o leer.

Julio Gallego Codes

LA PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN (I).


En otra ocasión, comentábamos la importancia y necesidad de lograr una enseñanza de calidad. Hoy nos situamos en otro aspecto igualmente importante. Sin duda, el más sustancial de todos para una acertada educación de nuestros chicos y jóvenes.
Pero , ¿es que hay alguna duda sobre que los padres tienen que estar en primera línea en la educación de los hijos? Teóricamente, todos estamos de acuerdo, pero en la práctica, ¿es real, activa y constructiva esa participación?
Una cuestión primordial en la familia es que allí haya serenidad. Si hay serenidad se resolverán los problemas derivados de las relaciones humanas, que son unos de los más difíciles, y si se tratan y resuelven en ese ambiente de serenidad, se está resolviendo la educación de los hijos. Otro aspecto importante, muy importante, es que la relación entre los esposos sea estable y goce de autenticidad, respeto, agrado y cariño. Esta relación tiene que estar unida por el amor. Amor que unirá a los esposos, si es sólido, es decir si se basa en el bien del otro, no en la complacencia de uno mismo, ni en la rivalidad por espacios de poder u otras cuestiones menores. Al contrario, ahí tiene que existir un permanente deseo de agradar, una atención a los detalles, una conquista diaria; aspectos muy distintos a la monotonía o a un amor aburguesado, a un cierto aburrimiento y a un descuido en los detalles. ¿Cómo se logran y mantienen aquellos primeros aspectos? Probablemente solo hay un camino “desvivirse” por el cónyuge.
Y cuando una relación ya no funciona, ¿qué hacer? Pues lo mismo que cuando no funciona el riñón, el hígado o el corazón... ir al especialista para salvar ese riñón, el hígado o el corazón. Hay que ir al especialista en orientación familiar. Lo que no parece solución es que mi razón, mi sentimiento (mi egoísmo en realidad) sea el absoluto para arreglar lo que parece que no funciona. Hay etapas en las que se vive una gran plenitud de amor, dándose generosa y casi locamente. Son muy importante vivirlas con intensidad para tener la despensa del amor bien abastecida para cuando llegan esas otras etapas secas y difíciles.
El matrimonio es un grupo con una empresa común: el crecimiento del amor entre los cónyuges y la educación de los hijos. Empresa que solicita disponibilidad en los dos para convertir en obras, ese amor que se profesan. Este punto es tan capital que solamente será posible alcanzarlo si hay buena comunicación conyugal. Comunicación que será apacible, serena, no fiscalizadora, fecunda, puesto que se proyectará a terceros, y lírica, es decir, amorosa.
Así que los esposos tienen que disponer de tiempo para hablar, para escucharse, para reconocer los propios errores, para crecer en comprensión y en capacidad de perdonar. Hablar, que es comunicarse y la comunicación es un factor educativo que repercute en los hijos.
El tiempo es imprescindible y hay que tenerlo también para los hijos, para hablar, jugar, para conocer sus preocupaciones, sus amistades, su vida académica y sus desasosiegos.
Y cuando esposa y marido presentan una fuerte inclinación a participar activamente en la vida laboral, tienen que llegar a un compromiso sobre la distribución de tareas en el hogar.
Como principio básico, se puede decir que la influencia que producen las relaciones entre los esposos es positiva desde un trato conyugal normal. Trato que es consecuencia de unas actitudes que tienen que existir entre ellos y que ayudan a educar. Cosas tan normales y posibles como:
* Evitar el nerviosismo; saber serenarse.
* Usar de prudencia en las contestaciones.
* Respetarse y respetar.
* Profundizar en el conocimiento del cónyuge.
* Cuidar los detalles de comprensión.
* Saber olvidar.
* Cultivar el buen humor.
* Valorar la opinión del cónyuge.
* Ser muy exigente consigo mismo en cuestiones de orden.
* Saber esperar la realización de algo.
* Saber hacer o admitir las paces, etc.
Contra este planteamiento juega la inmadurez, la desconfianza, el egoísmo y un excesivo afán de bienestar.
En hogares así constituidos, se desarrolla la autoridad de forma natural. Autoridad que tiene que ser madura y justa. Es cierto que los padres no son los únicos propietarios de la verdad, pero la experiencia y el sentido común les ha proporcionado unas lecciones que sí deben dar a los hijos. La auténtica autoridad da órdenes cuando es preciso, pero también y más frecuentemente cambia esas órdenes por orientaciones, que es mejor que ofrezcan distintas posibilidades para que el chico pueda elegir, aunque a veces, elija lo menos correcto o al desarrollar lo elegido se equivoque, pero es que la equivocación y el error son fenómenos humanos, hay que admitirlos, hay que contar con ellos en una educación en la libertad.
En fin, que la autoridad ejercida con sentido común siempre ha sido un potente foco educativo porque afecto y autoridad tienen que ser correlativos: son las dos muletas que sostienen la progresión afectiva del niño. Nadie puede suplir lo que pueden hacer un padre y una madre. Nadie puede llegar a dar la relación afectiva e íntima que mantienen con cada hijo.
Así que en la familia deben evitarse actitudes paternas negativas como las de:
* Padres preocupados: ansiosos, perfeccionistas, exigentes en prohibiciones y parcos en permisos.
* Padres despreocupados: indiferentes, fríos, hostiles.
* Padres que abdican: por debilidad, comodidad o inmadurez.
* Padres autoritarios o paternalistas.
La familia necesita de padres maduros dedicados a la educación de sus hijos.

Julio Gallego Codes.

LA PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN (II).

Continuando con el apasionante apartado sobre qué resuelven y aportan los padres en la educación de los hijos, hay que añadir a lo ya expuesto, que tampoco suele ser buen estudiante el hijo consumista. El consumista con el dinero de los padres no es fácil que sea buen estudiante, porque estudiar requiere voluntad y esfuerzo y él ya tiene muchas cosas sin esa voluntad y ese esfuerzo. De lo que se deduce que la política de austeridad económica con los hijos es necesaria, o sea, un poquito menos de móviles, de videojuegos. etc. etc.
Más cuestiones aún corresponden a los padres, me refiero a la formación de la conciencia. Porque en la conciencia hay una dinámica de lucha es posible educarla, perfeccionarla. Asunto no tan difícil cuando el educador, padre y madre en este caso, es un individuo lleno de amor, de comprensión, engendrador de confianza y consecuentemente exigente. Es así como se sientan las más firmes bases para que la conciencia se forme objetivamente bien.
Todo educador sabe que la conciencia se moldea si se atiende a los instintos, se forma la inteligencia, se cultiva la afectividad, se fortalece la voluntad y se practica el esfuerzo.
En la formación de la conciencia, el niño debe conocer que hay instintos buenos y malos, cómo actúan y la trascendencia que pueden tener en su persona. Igualmente deben conocer los valores y el beneficio y enriquecimiento personal que proporcionan. Todo esto es más importante para los niños que lo vean plasmado en una persona concreta que el que los conozcan mediante una explicación.
En resumen, que si los padres funcionamos bien transmitimos categorías de gran valor para los demás. Por ello es necesaria la presencia estable de adultos que sirvan de “modelos” y proporcionen apoyo, ánimo, comprensión y dirección a cada chico.
Y, ¿cómo debe ser la relación de la familia con el centro educativo?
Lo primero es que esa relación tiene que existir, es decir, hay que buscarla, quererla. No podemos quedarnos en la información breve y escrita de un boletín de calificaciones. La dificultad del tiempo hay que solucionarla, exigiéndose y exigiendo calidad en esa relación. Hay que visitar a los profesores de los hijos, es especial al tutor. En esas entrevistas, dos o tres como mínimo en cada curso escolar, será conveniente tratar:
A. Rendimiento en los estudios.
B. Metas educativas. Bien definidas, buscando que sean formadoras del carácter.
C. Convivencia en casa y en el colegio. Comportamiento.
D. Trazar planes de mejora para periodos de tiempo determinados. Planes confeccionados con optimismo, con esperanza, con alegría.
Hay una cuestión más, que parece que debemos abordar por su alta repercusión en el objetivo que tenemos planteado: que los hijos puedan estudiar. Me refiero a los hábitos de trabajo y su apoyo en casa. O lo que es lo mismo, cómo desarrollar la capacidad de esfuerzo.
Las tareas en casa tienen que valer para conseguir hábitos, para desarrollar facultades mentales, como la memoria, la observación, la asociación, la asimilación, la comprensión y para adquirir destrezas en la realización de los trabajos.
Lo primero que deben hacer los padres es conocer cómo es la forma de aprender que tienen los hijos. Deben conocer:
· Cómo razonan.
· Si les cuesta retener.
· Si tienen facilidad para expresarse.
· Si estudian de forma activa, con lápiz y papel.
· Si son ordenados.
Los padres motivan para que realicen las tareas si son positivos, si manifiestan satisfacción por el trabajo bien hecho del chaval, cuando siguen de cerca sus estudios, que les dará además la posibilidad de conocerlos mejor y comprenderles., si valoran más el esfuerzo que los resultados, cuando son creadores de un estilo deportivo ante el trabajo: estilo de lucha, pelea, paciencia y constancia.
La tarde de los hijos es una acción educativa más. Para ello es imprescindible un poco de organización que tiene que contar con un horario, un plan de trabajo y hacer vivir el plan organizado.
El horario es conveniente que sea fijo, escrito, con organización, la tareas bien distribuidas. Hay que hacerles conocer que con la repetición del horario, día a día, se adquiere un hábito y así cada vez costará menos. El primer logro del horario es comenzar el trabajo a la hora prevista. Ni un minuto después a ser posible. El horario es necesario porque el estudio y el trabajo ocupan tiempo, como decía Unamuno: “Al aforismo de “el saber no ocupa lugar”- lo cual en rigor es falso- pongo siempre este otro: “pero aprender ocupa tiempo”. El chico tendrá que adaptarse a ese horario.
Decía que ayuda mucho tener cada día un plan de trabajo. Claro y concreto para saber en cada momento lo que hay que hacer. El plan de trabajo debe abarcar al menos, cinco días semanales. En ese plan aparecerá también el tiempo que se dedicará al repaso de las lecciones. Si está bien confeccionado contará con una previsión para la preparación de los controles y pruebas.
Pero desde luego lo más importante del horario y del plan preparado es cumplirlos. Un excelente horario o plan de trabajo que no se cumple, no sirve para nada. A lo largo de los días pueden aparecer razones, que no son razones, para posponerlo. No es esto lo que hay que hacer. Lo normal es hacerlo y valorar el esfuerzo puesto, procurando que cada media hora de trabajo se conviertan realmente en treinta minutos de trabajo. Es decir, en los tiempos de trabajo se trabaja y en los de descanso, se descansa. Es cierto que eso enseña a vivir con espíritu de sacrificio, pero ese es el camino. En fin que el trabajo en casa tiene un valor instrumental y educativo muy importante en cuanto contribuye a aprender a trabajar en soledad, por propia cuenta, sin dependencia.
Julio Gallego Codes.

LA PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN (III)


Anteriormente, hemos comentado que la tarde de los hijos es una acción educativa más. Para ello es imprescindible un poco de organización que tiene que contar con un horario, un plan de trabajo y hacer vivir el plan organizado.
Como es un punto de especial relieve que tanto hijos como padres tenemos que saber valorar, me parece conveniente narrar en este tercer y creo que último artículo, sobre la participación de los padres en la educación, una experiencia muy interesante en este sentido.
Se produjo en la década de los ochenta en Estados Unidos. Grupos de indochinos recién llegados que no hablaban bien el inglés, matriculan a sus hijos en escuelas del nuevo país. Parten con muchas desventajas, además del inglés, viven en pisos pequeños donde no era fácil estudiar, la mayoría la componían familias numerosas con pocos recursos económicos y poco tiempo para el estudio personal. Pero los resultados de los exámenes de los jóvenes indochinos era un enigma. En las áreas verbales, incluido el inglés, obtenían calificaciones casi iguales a la media norteamericana y mejores calificaciones en matemáticas y ciencias. ¿Dónde estaba la explicación? En la tarde familiar de esos grupos. La tarde típica de esos refugiados, según un estudio de la Universidad de Michigan, era más o menos de esta manera: “Después de la cena, se quita la mesa y empiezan los deberes. Los hijos e hijas mayores ayudan a los más pequeños. Durante esos ratos se aprende muchísimo: normas, hábitos, actitudes, esperanzas, y también el contenido de las materias. Tal participación demostraba como una familia numerosa puede animar y ayudar a todos a tener éxito académico”. Los padres solían leer cosas a los hijos y los lazos afectivos entre padres e hijos y el refuerzo en los valores culturales hacían el resto.
O sea, que un chico de Primaria, Secundaria, Bachillerato, sobre el que no haya un seguimiento y control en casa, es muy probable que se venga abajo en rendimiento académico.
Conviene señalar cómo lograr que las notas escolares tengan un significado objetivo y útil para educar a los hijos.
El argentino Laforucade establece los significados verdaderos que pueden tener las notas escolares. Veamos una síntesis.
QUÉ DEBEN SIGNIFICAR LAS NOTAS.
1. Un información valiosa para saber en qué materia sus hijos necesitan ayuda especial en casa.
2. Un indicador que puede ser considerado útil para estimular lo que el niño sabe hacer y no insistir demasiado sobre lo que es incapaz de realizar.
3. Uno de tantos sistemas de comunicación con la escuela.

EL AMBIENTE FAMILIAR.
Los padres son principalmente los creadores de un ambiente agradable, constructivo y positivo en la vida familiar.
Lo consiguen fundamentalmente mediante una actitud de educadores permanentes. En los padres no existe ni un solo momento en el que no eduquemos.
En el hogar, se educa cuando queremos (educación intencional), y cuando no queremos. Sin darnos cuenta, se esparce por cada rincón del hogar, una forma de ser y actuar.
Cada hogar, cada familia, establece un estilo educativo. Los padres tiene que creer en un estilo educativo para sus hijos. Creer es importante, pero es igualmente importante, saber ser un buen transmisor de lo que se cree. Hay que tener argumentos para saber transmitir.
Este estar continuamente educando y desarrollando un ambiente, llevará a los padres:
* A una actitud de apertura, tanto hacía sí mismo (formación personal para crecer como educadores), como hacia sus hijos, para ser comprensivos, exigentes, flexibles, tolerantes.
* A conocer el mundo de los hijos que no es exactamente igual que el nuestro.
Por lo tanto, se reduce a conocer más para educar más y mejor, porque solamente educan los que tienen algo que aportar.
Los padres son por lo tanto guías.

El guía presenta: señales, normas, tradiciones, cosas ocultas para quien le sigue, conocimiento del mundo y de la vida. El guía es una fuente de luz. De él procede un atractivo singular y fuerte que arrastra y conduce a otros hacia el bien.
El guía es palabra y modelo. El padre es palabra y modelo porque es proyección, futuro, para los chicos. El guía favorece la obediencia por prestigio y cariño principalmente.
Si no hay guía, la conducta de los chicos carece de dirección y se vuelve más instintiva.
Y la instintividad es un mundo de contradicciones y alteraciones: en unos momentos son ejemplares; en otros , no hay quien los soporte.
La labor de guía del padre y de la madre, nadie puede suplirla. Nadie tiene su categoría, ni la relación afectiva e íntima que ellos tienen con el hijo.
Muchos conocimientos se adquieren en la vida: aprender a conducir; una carrera universitaria o profesional, …pero los significados fundamentales de la vida, se obtienen en la familia, en ese ambiente: significados de confianza, amor, aceptación del otro, lealtad, respeto, solidaridad, etc.
De la misma manera que los modelos sociales imperfectos originan disfunciones y problemas humanos, al revés también ocurre lo contrario. Porque cuando un individuo, unos padres, funcionan bien, transmiten categorías de gran valor a los demás.
ACTITUDES DE LOS PADRES QUE AYUDAN A CREAR UN CÁLIDO AMBIENTE EDUCATIVO:
Son:
- El ejercicio de una autoridad justa y estable.
- El cultivo de la generosidad.
- El fomento del autodominio.
- La amabilidad en las relaciones.
- Un claro sentido de modernidad.
- El tiempo y la paciencia.
Julio Gallego Codes